Bṛhadāraṇyaka Upaniṣad (parte 4)

 

SEGUNDO BRAHMAMA        

 Ganaka Vaideha, descendiendo de su trono, exclamó: “Me postro ante ti, oh Yagñavalkya, enséñame”. Yagñavalkya le dijo: “Majestad, igual que un hombre que desea hacer un largo viaje lleva consigo un carro o una barca, de igual forma vuestra mente está bien preparada con estos Upanishads. Sois honorable y rico, habéis aprendido los Vedas y os han recitado los Upanishads. ¿Adónde iréis, pues, cuando dejéis este cuerpo?” Ganaka Vaideha respondió: “Señor, no sé adónde iré”. Yagñavalkya dijo entonces: “Yo os diré adonde iréis”.  
 Este continuó: “La persona que está en el ojo derecho se llama Indha, éste es el nombre que se da misteriosamente a Indra, pues los dioses aman lo misterioso y aborrecen lo evidente.       
 “Así pues, aquel que en forma de persona está en el ojo derecho, es su esposa, Virag. Su lugar de encuentro es el éter que está en el interior del corazón y su alimento la parte roja del corazón. Su lugar de retiro es la red (de arterias) del interior del corazón, y el camino que recorren (del sueño al despertar) es la artería que parte del corazón hacia las partes superiores. Como un cabello dividido en mil partes, así son las venas, por nombre Hita, que se hallan firmemente colocadas en el interior del corazón. Por ellas, el alimento fluye sin cesar y los dos esposos (Taigasa) lo reciben como si fuera un alimento más puro que el Ser corpóreo (Vaisvanara).      
 “El confín oriental de los dos esposos son los pranas (aliento) que van a Oriente; “El confín meridional de los dos esposos son los pranas que van al Sur; “El confín septentrional de los dos esposos son los pranas que van al Norte; “El confín más alto (cenit) de los dos esposos son los pranas que van hacia arriba; “El confín más bajo (nadir) de los dos esposos son los pranas que van hacia abajo. “Todos los confines son todos los pranas. Así pues, él (la conciencia de la verdad) sólo se puede describir mediante ‘No, no’ (es decir, negando todo lo que no es él). El es incomprensible, pues no puede ser comprendido; es incorruptible, pues no puede corromperse; no está sometido a ninguna causa, pues él no se somete a sí mismo. Oh Ganaka, en verdad has alcanzado el estado donde no existe el temor”, afirmó Yagñavalkya. Entonces el rey exclamó: “Que ese estado donde no existe el temor también venga a ti, pues tú me lo has revelado. Me postro ante ti. Aquí están los Videhas y aquí estoy yo (tu esclavo)”.

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