Bṛhadāraṇyaka Upaniṣad (parte 4)

 

TERCER BRAHMANA         

 Yagñavalkya se acercó a Ganaka Vaideha, mas no deseaba hablar con él. Sin embargo, puesto que antes ambos habían conversado acerca del Angihotra, y Yagñavalkya había garantizado al rey el deseo de poder ser preguntado acerca de todo lo que quisiera, éste empezó a inquirirle.   
 “Yagñavalkya”, dijo aquél, “¿qué es la luz del hombre?” Yagñavalkya replicó: “El Sol, oh Rey, pues con la luz del sol, el hombre se sienta, se mueve y trabaja”. Ganaka Vaideha asintió: “Así es, en verdad, oh Yagñavalkya”.  
 Aquél siguió preguntando: “Cuando el sol se ha puesto, oh Yagñavalkya, ¿dónde está entonces la luz del hombre?” Yagñavalkya respondió: “La luna en verdad es entonces su luz, pues con la luz de la luna por luz, el hombre se sienta, se mueve y trabaja”. El rey asintió: “Así es, en verdad, oh Yagñavalkya”. 
 Aquél continuó preguntando: “Cuando el sol y la luna se han puesto, oh Yagñavalkya, ¿dónde está la luz del hombre?” Yagñavalkya repuso: “El fuego en verdad es su luz, pues con el fuego por luz el hombre se sienta, se mueve y trabaja”.             
 Ganaka Vaideha prosiguió: “Cuando el sol y la luna se han puesto, oh Yagñavalkya, y el fuego se ha apagado, ¿dónde está entonces la luz del hombre?” Yagñavalkya replicó: “El sonido en verdad es su luz, pues con el sonido por luz el hombre se sienta, se mueve y trabaja. Por consiguiente, oh Rey, cuando está tan oscuro que uno ni siquiera puede ver su propia mano, el hombre se dirige adonde suena un ruido. Ganaha Vaideha asintió: “Así es en verdad, oh Yagñavalkya”. 
 Aquél siguió inquiriendo: “Cuando el sol y la luna se han puesto, oh Yagñavalkya, y el fuego ha sido apagado y el sonido acallado, ¿dónde está la luz del hombre?” Yagñavalkya respondió: “El Ser en verdad es su luz, pues teniendo al Ser por luz, el hombre se sienta, se mueve y trabaja”. 
 Ganaka Vaideha preguntó entonces: “¿Quién es ese Ser?” Yagñavalkya replicó: “Aquel que mora en el interior del corazón, rodeado por los Pranas (sentidos), la persona de luz que consiste en el conocimiento. El Ser, permaneciendo en su esencia, vaga por los dos mundos, ya sea pensando, ya moviéndose. Durante el sueño trasciende este mundo y todas las formas de la muerte.           
 “Cuando la persona nace, el Ser toma posesión de su cuerpo, uniéndose con todo lo malo, mas cuando se va y muere, se desprende de todo lo maligno.   
 “Hay dos estados para la persona, uno en este mundo y el segundo en el otro mundo; y aún hay un estado intermedio, el estado de sueño. Cuando se está en el estado intermedio, se ven los dos estados a la vez: uno aquí en este mundo y el otro en el otro mundo. “Cuando la persona está durmiendo, si consigue desprenderse de todas las sensaciones mundanas, alcanza el estado del sueño y es envuelta en su propia luz. En ese estado la persona es auto-iluminada.          
 “No hay carros verdaderos en ese estado, ni caballos, ni caminos; sin embargo la persona crea carros, caballos y caminos. Allí no hay bendiciones, ni felicidad, ni alegría; sin embargo, la persona crea bendiciones, felicidad y alegría. Allí no hay estanques, ni lagos, ni ríos; sin embargo, la persona crea estanques, lagos y ríos. En ese estado la persona es en verdad el hacedor.
 “Sobre esto existen estos versos: ‘Después de haberse desprendido en el sueño de todo lo que pertenece al cuerpo, la persona, que no se halla dormida, observa los sentidos dormidos, tras lo cual, igual que el pájaro solitario que retorna a su nido, tomando la forma de la luz va a su propio lugar de reposo.          
 “Desde allí el inmortal va a donde le place, igual que el pájaro que abandona momentáneamente el nido para revolotear de rama en rama. 
 “Ascendiendo y descendiendo en su sueño, el dios del sueño manifiesta múltiples formas para sí mismo, ya gozando con mujeres, o bien riendo con sus amigos o contemplando terribles visiones.           
 “La gente puede ver el lugar de juego de la persona, mas nadie puede verla a ella. Por eso dicen: ‘Que nadie despierte a un hombre de repente, pues en ese estado corre el peligro de no poder volver a su cuerpo’. “Sobre esto algunos disienten: ‘No, el sueño es igual que la vigilia, pues lo que uno ve en estado de vigilia también lo puede ver cuando está dormido. Sin embargo no es así, pues en el estado de sueño la persona está auto-iluminada (tal como ha sido explicado anteriormente).” Entonces Ganaka Vaideha exclamó: “Te doy mil vacas más. Sigue hablando por el bien de mi liberación”.
 Yagñavalkya prosiguió: “La persona, después de sumergirse en el estado de dicha (samprasada o estado de sueño profundo) y ver lo bueno y lo malo, retorna de nuevo al estado anterior, el estado de sueño donde no es afectado por todo lo que ha visto en el estado anterior, pues la persona no está atada a nada”. Ganaka Vaideha asintió: “Así es en verdad, Yagñavalkya. Te doy mil vacas más. Sigue hablando por el bien de mi liberación”.           
 Yagñavalkya prosiguió: “La persona, después de gozar del estado de sueño (sueño no profundo) y ver lo bueno y lo malo, retorna de nuevo al estado anterior, el estado de vigilia, donde no es afectado por todo lo que ha visto en el estado anterior, pues la persona no está atada a nada”. Ganaka Vaideha asintió: “Así es en verdad. Yagñavalkya. Te doy mil vacas más. Sigue hablando por el bien de mi liberación”.  
 Aquél continuó: “La persona, después de gozar del estado de vigilia y ver lo bueno y lo malo, retorna de nuevo al estado anterior, al estado de sueño, aquel donde empezó.         
 “Y al igual que un pez grande se mueve entre las dos orillas de un río, así la persona se mueve entre estos dos estados, el estado de sueño y el estado de vigilia.   
 “Y al igual que un halcón que, después de vagar por el aire, preso del cansancio, dobla las alas y vuela hacia su nido, del mismo modo la persona retorna al estado de vigilia cuando no tiene más deseos que le hagan seguir soñando.   
 “En su cuerpo hay unas venas llamadas Hita que son tan pequeñas como la milésima parte de un cabello. Cuando sueña que le matan, o le vencen, o que un elefante le persigue, o que cae a un pozo, la ignorancia le hace imaginar el mismo peligro que suele ver en estado de vigilia. Pero cuando imagina lo que antes era en realidad, un dios o un rey, entonces se halla en su estado supremo.         
 “Esta en verdad es su forma, libre de deseos, libre del mal y del temor. Igual que un hombre abrazado por su amada esposa no percibe nada del exterior ni del interior, así la persona, cuando es abrazada por el Ser inteligente (pragña), no percibe nada en el exterior ni nada en el interior. Esta en verdad es su verdadera forma, en la que sus deseos son satisfechos, en la que el Ser es su único deseo y en la que no permanece deseo ni dolor alguno.
 “En ese estado verdadero un padre no es un padre, una madre no es una madre, los mundos no son los mundos, los dioses no son los dioses y los Vedas no son los Vedas. En ese estado un ladrón verdadero no es un ladrón, un asesino no es un asesino, un Kandala no es un Kandala, un Paulkasa no es un Paulkasa, un Sramana no es un Sramana y un Tapasa no es un Tapasa. No le sigue el bien ni el mal, pues ha vencido todo el dolor del corazón.  
 “Allí sin ver, ve, pues la verdadera visión es imperecedera, inseparable del poder que ve. Allí no hay segundo alguno, pues la persona está completamente sumergida en lo que ve.    
 “Allí sin oler huele, pues el verdadero olfato es imperecedero, inseparable del olor que huele. Allí no hay segundo alguno, pues la persona está totalmente sumergida en lo que huele.   
 “Allí sin gustar, gusta, pues el verdadero gusto es imperecedero, inseparable del poder que gusta. Allí no hay segundo alguno, pues la persona está completamente sumergida en lo que gusta.
 “Allí sin hablar, habla, pues la verdadera palabra es imperecedera, inseparable del poder que habla. Allí no hay segundo alguno, pues la persona está totalmente sumergida en lo que habla.       
 “Allí sin oír oye, pues el verdadero oído es imperecedero, inseparable del poder que oye. Allí no hay segundo alguno, pues la persona está profundamente sumergida en lo que oye.  
 “Allí sin pensar, piensa, pues el verdadero pensamiento es imperecedero, pues es inseparable del poder que piensa. Allí no hay segundo alguno, pues la persona está profundamente sumergida en lo que piensa.          
 “Allí sin tocar, toca, pues el verdadero tacto es imperecedero, inseparable del poder que toca. Allí no hay segundo alguno, pues la persona está completamente sumergida en lo que toca.         
 “Allí sin conocer, conoce, pues el verdadero conocimiento es imperecedero, inseparable del poder que conoce. Allí no hay segundo alguno, pues la persona está sumergida en lo que conoce.        
 “Cuando (en el sueño y en la vigilia) está otro, entonces puede ver al otro, oler al otro, hablar al otro, oír al otro, pensar en el otro, tocar al otro y conocer al otro.      
 “El océano es el vidente sin dualidad; éste es el mundo de Brahma, oh Rey”, exclamó Yagñavalkya. “Esta es la meta suprema, el logro más alto, el mundo más elevado, la dicha suprema. Todas las demás criaturas viven una pequeña porción de esa dicha.           
 “Cuando un hombre goza de buena salud y riqueza, es señor de otros y se rodea de todos los gozos humanos, ésa es para los hombres la más grande bendición humana. Sin embargo cien de estas bendiciones humanas no son más que una bendición de los antepasados que han conquistado el mundo (de los antepasados). Cien bendiciones de los antepasados que han conquistado este mundo no son más que una bendición en el mundo de los Gandharvas. Cien bendiciones en el mundo de los Gandliarvas no son más que una bendición en el mundo de los que han alcanzado el estado divino de los Devas mediante acciones y sacrificios. Cien bendiciones en el mundo de los que han alcanzado el estado divino de los Devas mediante acciones y sacrificios no son más que una bendición en el mundo de los Devas de nacimiento o en el mundo de un Srotriya libre de pecado y de deseo. Cien bendiciones de los Devas de nacimiento no son más que una bendición en el mundo de Pragapati o en el mundo de un Srotriya libre de pecado y de deseo. Cien bendiciones en el mundo de Pragapati no son más que una bendición en el mundo de Brahma o en el mundo de un Srotriya libre de pecado y de deseo. Esta es la bendición más elevada. “Este es el mundo de Brahma, oh rey”, exclamó Yagñavalkya. Mas Ganaka Vaideha le exhortó a continuar: “Te doy mil vacas más. Sigue hablando por el bien de mi liberación”. En este punto Yagñavalkya temió que el rey, ávido de la sabiduría que estaba adquiriendo, pudiera echarle de su posición.      
 Sin embargo, Yagñavalkya prosiguió: “La persona, habiendo gozado en el estado de sueño, y después de haber visto lo bueno y lo malo, vuelve al estado donde empezó, al estado de vigilia.      
 “Y al igual que un carruaje pesado se mueve con dificultad, gimiendo, así este Ser incorpóreo, montado por este Ser inteligente, se mueve con dificultad, gimiendo, cuando alguien está a punto de expirar.        
 “Y cuando (el cuerpo) se vuelve débil por vejez o enfermedad, entonces la persona se separa de sus miembros, igual que un Amra (mango) o Udumbara (higo) se separa del tallo, volviendo de nuevo al lugar donde empezó a la vida.        
 “Y al igual que los gobernadores, magistrados y policías esperan al rey que tiene que volver, así todos los elementos esperan a aquel que conoce, diciendo: ‘Brahma viene, Brahma se acerca’.           
 “Y al igual que los gobernadores, magistrados y policías se reúnen en torno a un rey cuando está a punto de fallecer, así todos los sentidos se reúnen en torno al Ser en el momento de la muerte, cuando el hombre está a punto de expirar.”

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